Hay mucha actividad entre bastidores en la Sala Eric Ericson de Skeppsholmen. Dentro de una hora, 200 invitados se sentarán a cenar tres platos, en una sala que hace unos minutos se utilizaba para una conferencia. En medio de todo, Francisco, el jefe de cocina, está tranquilo pero concentrado, asignando tareas a su equipo.
– Lo bonito del catering es que cada ocasión es única. Tenemos que adaptarnos al lugar, a los invitados y al ambiente. Para mí, es un oficio creativo, casi como construir un restaurante desde cero, pero sólo para una noche, dice Francisco.
De las cocinas de las estrellas a Skeppsholmen y con todo Estocolmo como campo de juego
Francisco tiene una sólida experiencia en algunas de las mejores cocinas de Suecia. Ha trabajado con el chef estrella Mathias Dahlgren, ha sido jefe de cocina en Gondolen y segundo de cocina en Ellery Beach House. Pero su pasión por la comida empezó mucho antes.
– Crecí con la comida como parte natural de la vida. Mi abuela y mi padre siempre cocinaban desde cero, con mucho amor y respeto por los ingredientes. De ahí surgió mi interés, dice.
Cuando tuvo la oportunidad de hacerse cargo de la parte de catering del Grupo Skeppsholms, vio la oportunidad de hacer realidad un sueño: combinar lo mejor del mundo de la restauración con la flexibilidad del catering.
«Sabores limpios y materias primas sostenibles»
La filosofía de Francisco es clara: la comida debe ser limpia, sostenible y honesta.
– Quiero que los comensales sientan que cada ingrediente habla por sí mismo. Sabores puros, buenos ingredientes y una clara mentalidad de sostenibilidad. Esta es la base de todo lo que hacemos, dice.
Pero ofrecer comida de calidad fuera del restaurante requiere planificación y delicadeza.
– Hay mucha logística. Preparamos todo lo que podemos en nuestra cocina, pero muchos pasos se hacen in situ, justo antes de servir. Las proteínas como la carne y el pescado son especialmente delicadas: tienen que estar perfectas en el momento justo. No hay atajos.
Una experiencia más allá de lo esperado
Con su catering, Skeppsholmsgruppen quiere crear algo más que comida en el plato: la comida debe formar parte de toda la experiencia.
– No sólo queremos servir una cena, queremos crear una sensación. Cuando los invitados salen de nuestros eventos, deben haber experimentado algo un poco más, algo que recuerden. Por eso siempre trabajamos en los detalles, tanto en el sabor como en la organización y la impresión general, dice Francisco.
Un negocio en crecimiento
Desde su creación, el catering de Skeppsholmsgruppen ha crecido rápidamente. Francisco ve el futuro como un reto e inspirador a la vez.
– Estamos en un sector en el que cada vez hay más gente que pone el listón muy alto, y eso me encanta. Nuestra ambición es seguir desarrollándonos, subir el listón de lo que puede ser la restauración. Quiero que nuestros clientes sientan que reciben la misma calidad que en un buen restaurante, pero donde ellos quieran.
Y a medida que se acerca la noche, los invitados toman asiento y se saca el primer plato, Francisco parece satisfecho. Para él, no se trata sólo de comida, sino de crear momentos que perduren.
– Para mí, es un honor formar parte de la transformación de días ordinarios en recuerdos especiales. Eso es lo que me motiva, siempre.